Monte Perdido Uno de sus aspectos mas relevantes es la singularidad del entorno. Gavarnie, Estaube, Pineta, Anisclo, Ordesa, son valles colindantes con características diferenciadas y tan peculiares que no volveremos a encontrar semejante en el resto del Pirineo. Abruptas murallas, imponentes circos, estos cañones, constituyen el decorado por el que discurren numerosas rutas de excepcional belleza en busca de ese Monte Perdido que paradójicamente se puede encontrar sin grandes complicaciones ascendiendo por cualquier ladera.
El Refugio de Goriz Partiremos del aparcamiento situado en el Valle de Ordesa (1350). La ruta comúnmente utilizada discurre por la margen derecha del Río Arazas, siendo camino muy suave hasta las inmediaciones de la Cascada del Estrecho. Aquí se emprende un sinuoso ascenso hasta la Cueva de Franchinal poco después queda atrás el bosque, apareciendo las praderas de Soaso(1,30). La amplia senda pasa junto a una sucesión de cascadas escalonadas, las Gradas de Soaso. Alcanza luego una caseta, cruzando de inmediato el torrente. Siguiendo un rumbo predominantemente Este hemos llegado al limite del Valle de Ordesa, topando con la muralla del Circo de Soaso (1800) (2,30). después de contemplar la espectacular cascada de la Cola de Caballo proseguimos la marcha teniendo que elegir entre continuar por el camino que remonta la ladera del circo por su flanco oriental o trepar directamente por la pared contando con el auxilio de clavijas. Esta segunda posibilidad resulta aconsejable siempre que no se lleve una carga considerable.
Superada la muralla del circo volvemos a enlazar con la senda principal avanza hacia el norte elevándose por las praderas escalonadas hasta dar con el Refugio de Góriz (2160) (F) (3,30). Estamos en las estribaciones meridionales del Monte Perdido. Para ir a la cumbre continuaremos al norte superando en primer lugar una empinada ladera cubierta de hierba. Al llegar a un rellano bordeamos los contrafuertes de la montaña por el oeste hasta las inmediaciones del torrente. Después ascendemos directo, teniendo que atravesar una zona de grandes bloques. El sendero no siempre es nítido, pero numerosos hitos balizan el itinerario. al otro lado del barranco destaca la redondeada mole del Cilindro. El terreno es generalmente pedregoso, apareciendo de vez en cuando cortos resaltes rocosos. Sin otra particularidad se llega al Lago Helado (2980) (F) (5,30), situado bajo el abrupto Collado del Cilindro. A la derecha (SE) se yergue altivo e inconfundible el Monte Perdido. Su vía normal es perfectamente visible y evidente; discurre por ese amplio corredor que se eleva hacia la cima. El itinerario preciso depende de la época. Con nieve abundante se asciende íntegramente por el blanco tapiz de 300 metros de desnivel que cubre el corredor. En pleno estío se remonta el espolón de la derecha, continuando la progresión por la escurridizas pedreras que deja al descubierto la fusión de la nieve. Al salir del. corredor se alcanza el rellano (3300) donde se esfuma la cresta N; ya solo queda remontar la pirámide cimera que se asciende por el norte, superando una pendiente de nieve hasta coronar el Monte Perdido (3355) (E) (6,30) (3,00 del Refugio de Goriz). Teniendo intención de regresar en la jornada a Ordesa, en vez de repetir el itinerario de ascenso se puede utilizar otro que sin prolongar mas de un par de horas la marcha posibilita conocer la Gruta de Casteret y el Circo de Cotatuero.
En este caso, al volver al Lago Helado (2980) (F) (7,00) en lugar de bajar al sur bordearemos el Cilindro. Se franquea su ladera meridional descendiendo posteriormente hacia el NO para enlazar con la vía normal del Marboré. A continuación, caminando en dirección oeste, se recorre la vertiente sur del Circo de Gavarnie, bajo las cumbres de la Espalda, Torre y Casco. Al llegar al Col de los Sarrios (2749) se bordea el Pico Anónimo (2770), dado que su bóveda es donde se aloja la Gruta Casteret (2660) (F) (9,30). Después de visitar esta cueva tapizada por el hielo que constituye una de las grandes maravillas del Pirineo bajamos al sur, donde se encuentran los Llanos de Cotatuero, topando en su extremo con el cortado del barranco superior. Unos hitos nos indican la forma de bajar, atravesando otro llano que nos sitúa al borde de una muralla desde donde se perfila el boquete de Cotatuero sobre la masa forestal de Ordesa. Estamos siguiendo una ruta agreste donde se alternan canales y corredores perfectamente señalizados, de modo que el descenso se desarrolla sin sobresaltos. Unas cascadas nos anuncian la proximidad de los acantilados del circo. Descenderemos los graderíos rocosos hasta localizar, al borde del abismo, las barras de hierro que permiten descolgarse por la pared sin afrontar su dificultad natural (2000) (F) (11,00). Utilizando las clavijas efectuamos una travesía horizontal mientras sobrevolamos las copas de los abetos. Aparece luego una chimenea, húmeda y pulida, donde los apoyos artificiales siguen siendo útiles hasta que reaparece el sendero. Recorrer las clavijas de Cotatuero representa un paso técnicamente fácil y objetivamente peligroso. Al no contar con medidas de seguridad cualquier traspiés resultaría mortal. Es un problema que lleva cien años sin resolverse. Solo nos queda seguir la senda hasta confluir con el camino de subida muy cerca del aparcamiento.
Croquis del recorrido
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