CURIOSIDADES
Referente al alpinismo, del célebre Gastón Rebuffat.
Con frecuencia, una ascensión nace como un sueño, se convierte en una
exaltación, un deseo espontáneo, en ocasiones irracional. Un bello nombre:
Vignemale, Monte Perdido, Mont Blanc… Una forma, una historia, un recuerdo
y ya estamos unidos a esa cumbre.
Después el hermoso proyecto debe esperar, con fervor y preparación.
También hay que calcularlo, encontrar una relación entre objetivo-cima y
el itinerario previsto. Averiguar las condiciones de nieve, altitud,
orientación…
Desde este punto de vista, el alpinista tiene suerte. Una ascensión no es
sólo el corto fin de semana que pasa volando ni una cima que se escala.
Previamente son noches en las que se despliegan mapas, se leen y releen
libros, artículos y croquis.
Bajo otra óptica, una ascensión simboliza un espacio que se ha de
recorrer. Soñamos con ello. Soñar, esperar, es quizás comenzar.
Antes de ascender una cima, el alpinista la descubre, la mira, la
contempla. Las montañas tienen una silueta, cinceladas por los vientos,
por el frío, por los siglos, se recortan en el cielo azul. Por eso nos
atraen… Son algo más que una visión. Con aureolas de leyendas, poseen un
nombre y una historia que resuenan en nuestros corazones y en nuestra
imaginación.”
Gastón Rebuffat (1.921-1.985)
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