DESCENSO EN RÁPEL
El
rápel es la maniobra más habitual en un barranco y en la escalada, también la
más popular. Pero no todo se reduce sólo a efectuar rápeles, ni
siquiera siempre de la misma manera. Por razones de seguridad
existen métodos diversos y pasos concretos a
seguir.
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Técnica
de descenso:
Bien sentados en el arnés y dando preferencia a la mano inferior (que es la que
controla), dejando la superior para ayudar al equilibrio. Según el rápel puede
ser más eficaz colocar las dos manos sobre la cuerda inferior. Al principio hay
que prestar mucha atención, ya que la tendencia natural es a agarrarnos con las
dos manos a la cuerda de arriba (justamente lo que no hay que hacer).
Durante el rápel no es conveniente alejarse del eje de la vertical, el péndulo
que se generaría podría ocasionar:
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Empotrar la cuerda en una laja, fisura,...
-
- Choque violento con una arista cortante.
-
- Golpearnos.
El ritmo de descenso
debe ser regular y suficientemente lento para poder anticipar obstáculos o
contratiempos, por ejemplo:
- Nudos
en la cuerda.
- Cuerda
empotrada o enredada.
- Cuerda
detenida en repisas, bloques, agujeros, ramas,...
- Tramos
resbaladizos.
De
todo ello viene la importancia de guardar el equilibrio (no solo en rocas
resbaladizas), procurando colocar y dirigir nuestro peso convenientemente y
manteniendo los pies suficientemente separados.
El rápel no se
practica como una actividad propia, es utilizado en la escalada, espeleogía,
descenso de barrancos e incluso en alta montaña.
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